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miércoles, 22 de enero de 2014

AVISO

¡Hola!
Quería pedir disculpas por no haber subido capítulo en estas últimas semanas, pero he estado muy ocupada con los exámenes globales y demás.
Hace días intenté subir los últimos capítulo de la novela (os aviso de que no quedan más de cuatro capítulos para el final de la novela) pero me fue imposible poder subirlos ya que se me estropeó el ordenador en el que tenía todos los capítulos escritos y se eliminaron todos, incluidos los que tenía pendientes por subir.
Me temo que tendré que escribirlos de nuevo por lo que tardaré varios días en subir un nuevo capítulo.
Vuelvo a pedir disculpas por la espera y por tardar tanto en subir pero, repito, que he tenido muchos exámenes en estas ultimas semanas y apenas he tenido tiempo para escribir.
Esperaré unos días a ver si me arreglan el ordenador en el que tenía guardados todos los capítulos, pero en caso de no poder recuperarlos, tendré que volver a escribir los que me faltan y quizás tarde una o dos semanas en terminar la novela.
Aprovecho esta oportunidad, para agradeceros por todo el apoyo que me ofrecéis a través de los comentarios que recibo cada vez que hago alguna nueva publicación y por todas las visitas que tiene el blog, gracias a vosotros.
Espero que sigáis visitando el blog y que continuéis leyendo la novela, como lo habéis echo hasta ahora.
Sandra xx

miércoles, 8 de enero de 2014

CAPÍTULO 25: ÚLTIMO BESO

Abrí los ojos lentamente, cegándome con la potente luz que se filtraba por el cristal translucido de la ventana. Miré a ambos lados de la cama buscando a Liam, pero él no se encontraba allí.

Me incorporé notando leves estallidos de dolor en el costado. Un hormigueo incesante me corría por el cuello, pero no podía siquiera tocármelo ya que la enfermera me había colocado un collarín blanco que me obligaba a mantener el cuello erguido, de modo que se curase más rápidamente. Me levanté y me puse los zapatos, los cuales reposaban a los píes de la cama, relucientes.

Tardé varios minutos en ponérmelos ya que el hecho de tener que doblarme sobre mis propias costillas me provocaba estallidos de dolor por todo el cuerpo, pero conseguí atármelos.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño para asearme, ya que llevaba varios sin hacerlo y la idea de estar sucia me era poco agradable.

Cuando terminé salí del baño con un gran albornoz blanco cubriéndome el cuerpo. Mi pelo estaba alborotado y concentrado en una maraña de pelos enredados que solo sería capaz de desenredar con la ayuda de un peine.

Volví a la cama y me encontré con varias prendas de ropa puestas sobre la sábana. Estaban perfectamente dobladas y planchadas y desprendían un olor a detergente que me impregnó las fosas nasales.

Era así:



Sabía que aquello había sido un regalo de Liam, a modo de despedida, por lo que no debería aceptar aquel detalle pero lo cierto era que si iba a ver a Zayn tendría que estar presentable y aquella ropa era la adecuada para aquella ocasión.

Me lo puse sentada en la cama, sin importarme que mi pelo mojase la tela blanca de la sábana. Cuando terminé me peiné con las manos (no disponía de un peine en ese momento) y salí al pasillo con una sonrisa. Miré a ambos lados e hice una mueca al observar las múltiples puertas que se extendían a través de él.

No sabía ni siquiera donde me encontraba.

Comencé a andar por el pasillo y me interné por aquellos que le sucedían, mirando las paredes blancas. Tras varios minutos de recorrer muchos pasillos, todos idénticos entre sí, caí en la cuenta de que estaba atrapada en una especie de laberinto.

Fruncí el ceño y miré a mi alrededor, buscando alguna posible puerta que me sirviese como salida de escape. No me gustaba estar en un sitio desconocido con personas desconocidas. Seguí recorriendo los pasillos con la esperanza de encontrar la salida pero no hubo ni rastro de ella.

Doblé una esquina y me apoyé en la pared de uno de los pasillos, esperando a que alguien apareciese y me ayudase a salir de aquel laberinto.

El tiempo fue pasando y nadie aparecía por allí. Mi cuerpo se deslizó por la pared blanca y me quedé de cuclillas en el suelo, mirando fijamente a un punto fijo. Me senté sobre mis piernas y comencé a tararear una canción que me sabía de memoria.

Step one you say we need to talk
He walks you say sit down it's just a talk
He smiles politely back at you
You stare politely right on through
Some sort of window to your right
As he goes left and you stay right
Between the lines of fear and blame
And you begin to wonder why you came

Hice una pausa para respirar profundamente y miré a ambos lados del pasillo en busca de alguien que por casualidad pasase por allí. Al comprobar que no había nadie allí, miré al suelo y seguí tarareando la canción, sin importarme el ruido que esto provocara.

Where did I go wrong, I lost a friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you all night
Had I known how to save a life

Let him know that you know best
Cause after all you do know best
Try to slip past his defense
Without granting innocence
Lay down a list of what is wrong
The things you've told him all along
And pray to God he hears you
And pray to God he hears you

Where did I go wrong, I lost a friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you all night
Had I known how to save a life.

Cuando terminé, me recosté sobre la pared y cerré los ojos. Inspiré profundamente y esperé a que alguien pasase por allí. Todo fue silencio durante unos interminables segundos hasta que oí unas leves pisadas seguidas de unos estruendosos aplausos.

Me giré bruscamente y desde mi posición divisé unas piernas largas y delgadas cubiertas por un pantalón grisáceo de chándal. Miré hacia arriba y ahí estaba él, con su amplia sonrisa y esos ojos marrones que irradiaban tanto amor y dulzura.

-¡Zayn!- grité levantándome de golpe. Me lancé a sus brazos y oculté mi rostro en su camiseta inhalando su perfume. Olía a metal, cuero y sudor pero en esos momentos el sudor no estaba entre mis mayores preocupaciones.
-Princesa- susurró Zayn en mi oído. Escuchar su voz provocó que miles de corrientes eléctricas me recorrieran el cuerpo por completo.
-¿Qué haces aquí?- pregunté aparatándome de él. Si me hubiesen encontrado Liam, Harry o incluso Daniel, no me habría sorprendido nada ya que trabajaban allí y se sabían cada parte de aquel lugar como la palma de su mano, pero el hecho de que me hubiera encontrado Zayn era demasiado sospechoso.
-Te he estado siguiendo- respondió con sinceridad. Me sorprendió que lo hubiese dicho con tanta tranquilidad, sabiendo de antemano que me enfadaría pero no ocurrió.- La enfermera no me dejaba entrar a verte porque decía que eso podía alterarte y decidí quedarme a esperarte y como te vi salir de la habitación, decidí seguirte.

Me explicó con tono inocente. “La enfermera” había dicho, lo que significaba que no sabía que el que verdaderamente me había estado cuidando había sido Liam y lo mejor sería que no lo supiese.

Le abracé y rodeé sus caderas con mis brazos atrayéndolo hacía mí. Alcé la cabeza y le miré enarcando una ceja.

-Así que ahora te dedicas a seguir a chicas que se encuentran perdidas en medio de un laberintos de pasillos, sin saber por dónde salir- le dije en tono sarcástico. Sonreí y le miré esperando una respuesta.
-Solo sigo a las chicas que me gustan- susurró mirándome intensamente a los ojos. Alcé una ceja y le devolví la mirada.
-¿A sí? ¿Y quién es la afortunada que ha conquistado tu corazón?- me alejé de él, apartando mis brazos de sus caderas. Ladeé la cabeza y le miré expectante.

Sin decir una palabra se acercó a mí y esta vez fue él el que rodeó la cintura con sus fuertes y musculosos brazos. Sentí su calor corporal y me esforcé al máximo por no besarle. No debía hacerlo, no en ese momento. Debía esperar a que me diese una respuesta a la pregunta que le había formulado.

-Tú- susurró sobre mis labios y los juntó con ternura.  Los dedos temblorosos de Zayn me apretaron las caderas con fuerza atrayéndome más hacía él. Gemí de placer y seguí el ritmo del beso.

La electricidad que sentí la primera vez que besé a Zayn, seguía ahí, escondida en un rincón de mis entrañas esperando el momento oportuno para salir y llenarme de calor y placer.

Introduje mi lengua en su cavidad bucal y ambas jugaron entre ellas frenéticamente. Le miré durante un par de segundos y descifré la expresión de deseo que mostraban sus ojos. Una llama roja, yacía encendida en el centro de sus pupilas, reavivándose cada vez más a causa del placer que le causaba degustar mis labios, y que yo degustara los suyos.

Me junté al cuerpo de Zayn hasta que el paso de aíre quedó bloqueado por ambos cuerpos.

-Zayn…- jadeé recuperando la respiración. La duración y la intesidad del beso me había dejado sin aíre.
-¿Si?- murmuró apoyando su frente contra la mía.
-Te amo- susurré apoyando mis labios sobre los suyos- y nunca dejaré de hacerlo.
-¿Crees que yo sí dejaré de hacerlo algún día?- pregunté separándose un poco de mí con ambas dejas levantadas, formando un irregular arco.

Reí ante su inesperado chiste y le besé, de nuevo.

Mis manos se concentraron en su estómago, acariciándolo con suavidad, sin embargo él me paló las manos por los hombros, las manos, la espalda y cualquier parte de mi cuerpo que estuviese a su alcance. Noté como sus manos temblaban y dudé un segundo en separarme de él.

El beso no podía haber sido el causante de aquel temblor extremo, ya que la intensidad de este era calmada, demasiado para mi gusto.

No era tan apasionado como los demás, era casi como un beso de… despedida.

¿De despedida? No, eso no podía ser posible. Todavía quedaban muchas horas por delante antes de que llegase el momento de despedirse.

No quería pensar en eso pero las palabras de Liam llenaron cada esquina de mi mente.
Intenté que esos pensamientos se desvaneciesen de mi mente pero no ocurrió. Seguían ahí impidiéndome disfrutar del momento, recordándome cada segundo que apenas me quedaban horas con Zayn antes de que formase parte de la compañía que había intentado matarme.
Seguramente él no tuviese certeza de lo que le deparaba el destino, pero tenía que advertirle. Avisarle de que se separase de aquella gente que solo quería hacerle daño y persuadirle para que trabajase con ellos.

-Zayn, tengo que decirte algo- susurré sobre sus labios alejándome de él.
-Dime- asintió levemente con la cabeza permitiéndome hablar.
-Es… sobre la clasificación- comencé a hablar pero Zayn negó con la cabeza alejándose de mí y llevándose las manos a la cabeza con gesto resignado.
-______, no quiero hablar de eso ahora- suplicó con tono triste- solo quiero aprovechar el tiempo que nos queda juntos antes de que… bueno, antes de que te marches.

Hice una mueca de dolor al oír aquellas palabras. Zayn tenía puestas todas su esperanzas en volver a verme cuando los meses de entrenamiento terminasen, pero eso no iba a ser.

-Vale- respondí frunciendo el ceño. Me apoyé en la pared, en frente de él y dejé que mi cuerpo se deslizara sobre ella hasta que mis piernas se quedaron completamente extendidas sobre el suelo.

Cerré los ojos y noté la atenta mirada de Zayn sobre mí. Abrí mi ojo derecho y sonreí. Palmeé con la mano, la zona que tenía justo al lado e hice un ademán con la mano para que sentase a mi lado.

Me miró durante uno segundos, sopesando la oferta y me miró con los ojos entrecerrados.

-¿No prefieres que vayamos a la habitación y te ayude a hacer la maleta?- preguntó señalando el final del pasillo. Al parecer él sí que sabía cómo salir de aquel laberinto.

Negué con la cabeza y esbocé una sonrisilla tímida.

-No. Quiero pasar las horas que me quedan a tu lado.

Él me miró y aprecié la fascinación.

Volví a palmear el suelo, con frenesí, mirándole desafiante.

-Sr. Malik, creo que no sería de su conveniencia rechazar la oferta de sentarse al lado de una dama ¿No cree?- pregunté con voz cursi. Él rió y sentó a mi lado con las piernas estiradas.

Sus piernas eran largas y fuertes, al contrario que las mías, las cuales eran cortas y flácidas.

Me recosté sobre su hombro y cerré los ojos. No quería dormirme pero el sueño me invadió y el sueño se adueñó de cada una de las partes de mi cuerpo.

-_______- me dijo Zayn en un susurro- tienes una voz preciosa.


Fue lo último que llegué a oír antes de que el sueño me engullera por completo.


jueves, 26 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 24: SECRETOS


-¿Qué?-  pregunté con un hilo de voz. Quise levantarme de la cama, salir de aquella oscura habitación y enfrentarme a todos los que habían decidido el destino de Zayn- No pueden hacer eso, no pueden hacerlo…
Chillé casi histérica. Movía los brazos descontroladamente y mis gritos histéricos retumbaban en la habitación. Liam me observaba atentamente y tras varios segundos se levantó y salió de la habitación.
-No pueden hacerlo, no pueden hacerlo, no pueden hacerlo- susurraba en un intento constante por calmarme. Mi voz sonaba quebradiza pero necesitaba gritar y desahogarme. Tras varios minutos de soledad en la habitación, Liam entró acompañado de una mujer vestida de blanco.
Al verla mis sollozos aumentaron de intensidad. ¿Qué quería hacer Liam conmigo? ¿Había sido todo una trampa?
-________, te presento a Sophia, ella cuidará de ti en mi ausencia- dijo Liam con una sonrisa. Después se acercó a mi oído y pegó su rostro contra el mío.- No te va a hacer daño.
Su susurró fue apenas aludible pero conseguí oírlo. No fue muy reconfortante para mí ya que seguía sollozando pero me había dejado claro que él estaba de mi parte. La mujer tendría entre treinta y treinta y cinco años y vestía con una bata banca que le llegaba hasta las rodillas. Sin decir ni una sola palabra abrió el maletín azul que sostenía en su mano derecha y sacó de él una jeringuilla.
Se acercó a mí sosteniéndola con delicadeza y me sonrió dulcemente antes de acercarme la jeringuilla al brazo.
-¿Qué es eso?- pregunté secándome las lágrimas de los ojos.
-Morflina- respondió la mujer acercando la jeringuilla a la parte interior de mi codo. Aparté el brazo con brusquedad cuando comprendí lo que pretendía y la fulminé con la mirada.
-¿Para qué sirve?- pregunté entrecerrando los ojos. Hice un gran esfuerzo por no echarme a llorar de nuevo, pero sabía hacerlo solo empeoraría las cosas.
-Es para… relajarte- me respondió Sophia sin desviar los ojos de mi brazo.
-¡No me vas a inyectar nada!- grité de repente.- ¡Todo es una táctica para matarme!
Me situé lo más lejos de la mujer que pude. Agarrándome a  la pata de una de las sillas para no caerme.
-Solo va a ser un pequeño pinchazo y verás como después te sientes mejor- me sonrió con la jeringuilla aún en la mano.
-¡No!- grité con la voz ronca. Al ver que la miraba amenazante la apartó de mí y salió de la habitación. Segundos después volvió acompañada de Liam, el cual me miraba con el ceño fruncido.
-______- dijo sentándose a mi lado en la cama de al lado- deja que Sophia haga su trabajo.
-¿Su trabajo es matarme?- pregunté con voz chillona. No quería que me inyectase nada y menos aún si no tenía ni idea de qué era lo que me iba a inyectar- ¿Y si la ha enviado Daniel para que me mate?
Liam puso los ojos en blanco y me sostuvo la cara entre las manos.
-Mientras estés conmigo nadie te va a hacer daño- susurró muy cerca de mí, demasiado quizás. Le miré a los ojos y supe que no mentía, que mientras estuviese con él nada malo me ocurriría.
Entonces, noté un dolor agudo en la parte interior del codo, como si me hubiesen clavado algo. Me giré bruscamente y ví una jeringuilla del tamaño de mi antebrazo, clavada en mi brazo.
Quise arrancarla de mi piel pero ya era demasiado tarde. Todo mi cuerpo comenzó a relajarse a una velocidad de vértigo. Los párpados me pesaban demasiado como para soportar tenerlos abiertos así que dejé que se cerraran, poco a poco, induciéndome a un extraño mundo dentro de la inconsciencia.

……..

Desperté presa del pánico  por la pesadilla que se había colado en mis sueños.
-¡Ayuda!- grité incorporándome de golpe en la cama. Miré a mi alrededor y me dí cuenta de que seguía en aquella habitación.
-Shh- susurró alguien acariciándome el pelo con suavidad. Me giré y vi a Liam sentadoa mi lado, con profundas ojeras azuladas debajo de los ojos.
-¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?- pregunté con voz dura.
-Cuatro días- dijo él mordiéndose el labio inferior. Le miré con los ojos como platos incapaz de creer lo que me acababa de decir.
-¡¿Cuatro  días!?- exclamé asustada- ¿Cómo he podido dormir tanto?
-El efecto de la morflina tarda bastante en pasarse- me explicó Liam rascándose la nuca.
Le fulminé con la mirada y me senté en el colchón, apoyando mis pies descalzos en el suelo. Me levanté y al hacerlo noté un agudo dolor en las costillas pero lo ignoré.
-¿Dónde vas?- se apresuró a preguntar Harry agarrándome por el codo. Me zafé de su agarre y seguí andando hacía la puerta del baño. Afortunadamente aún seguía vestida con el vestido el cual estaba manchado y roto por ciertas zonas bastante íntimas.
-Tengo que ir a buscar a mis amigas y decirles que estoy bien- contesté sin parame y mirarlo a los ojos.
“Y a Zayn” pensé con una sonrisa tímida. El hecho de poder volver a verle, me reconfortaba más que ninguna otra cosa en el mundo.
-No- gruñó Liam interponiéndose en mi camino. Cruzó los brazos sobre el pecho y me miró con furia.- He avisado a todos de que estás enferma y que no podrías participar en las actividades durante varios días.
-¿Y a Zayn?- pregunté con un hilo de voz. No me agradaba preguntarle aquello precisamente a él pero era la única forma que tenía de asegurarme de que Zayn no estaría vagando por el internado buscándome y preocupado por mí.
-Sí, a él también se lo he dicho- gruñó Liam haciendo una mueca- aunque me ha exigido verte. Al oír aquello una sonrisa de felicidad de dibujó en mi cara.
-¿Y qué le has dicho?- pregunté enarcando una ceja.
-Que estabas en la enfermería- respondió él haciendo un ademán con la mano. – pero le he prohibido el paso porque necesitabas descansar.
-¿Por qué lo has hecho?- pregunté enfurecida. Lo que más deseaba en esos momentos era ver a Zayn y lo que menos deseaba era que Liam le impidiese verme.
-Si pudiese entrar a verte, comenzaría a hacerte preguntas y te puedo asegurar que no es nada seguro que se entere de que casi te matan- al oír sus últimas palabras me estremecí al recordar la pesadilla por la que pasé antes de llegar a la habitación donde me encontraba, que seguramente sería la enfermería.
Varias lágrimas se deslizaron por mis párpados y rodaron por mis mejillas.
-Necesito verle- susurré mirándo al suelo.
-Y lo harás- dijo Liam- mañana, todos los que se clasificaron podrán salir de este internado y vivir en cualquier lugar del mundo.
-¿Mañana podré irme?- pregunté con un chispa de esperanza surgiendo dentro de mi.
-Sí- respondió cogiéndome en brazos. Me llevó hasta la cama y me colocó en el colchón con precaución para no hacerme daño. Me miró y se sentó a mi lado acunándome la cara con su mano. Me acarició la mejilla dulcemente durante un par de segundos .
-Gracias- susurré y caí en un profundo sueño del que no despertaría hasta la mañana siguiente.




sábado, 14 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 23: “AYUDA”

Vi como el secuestrador extendía una tela negra alrededor de mis ojos, apretándola con fuerza en mi nuca. No podía ver ni distinguir nada, solo podía esperar a que ocurriese algún milagro.

Luchaba por respirar, lo cual se me hacía demasiado difícil por el hecho de tener varias manos tapándome la boca con fuerza. Otras dos manos me agarraban fuertemente de los brazos, inmovilizándome. En total eran dos personas, en caso de que no hubiese nadie más dirigiéndoles.

-Por aquí- dijo una voz que no me sonaba nada. Me arrastraron por las baldosas del suelo hasta que llegamos a una zona donde el aíre se respiraba con dificultad. Oía las pisadas delante de mí y un gruñido por parte del chico que me sostenía los brazos con fuerza.

-Daniel, pesa demasiado- gruñó uno de los chicos que me sostenía fuertemente por la espalda.
¿Daniel? ¿Qué hacía ahí él? Se suponía que estaba hablando con Liam a no ser que… él también estuviese involucrado en aquel asunto.
-Déjala ahí- dijo el que supuse que era Daniel. Caí de bruces sobre algo duro y rocoso; el suelo.  Gemí e intenté levantarme pero antes de que pudiese completar la acción un golpe aterrizó contra mi costado derecho tirándome de nuevo al suelo.
-Levántala, venga.

Forcejeé y me retorcí de nuevo en un intento por escapar del agarre que sus ásperas manos ejercían sobre sus brazos. Grité pero sabía que eso solo me traería severas consecuencias ya que nadie sería capaz de oírme desde aquel lugar.

Unas manos me agarraron fuertemente de la cintura y me lanzaron hacía algo sólido y duro lo cual me golpeó en la espalda quemándome por dentro. A juzgar por su grosor y curvatura debería de ser una barandilla metálica.  Jadeé y noté unas manos sobre mi espalda.

Las manos ejercían mucha fuerza sobre mi espalda por lo que me vi obligada a arquear la espalda sobre la barandilla para aflojar la presión de las manos en mi columna.

Mis píes dejaron de tocar el suelo y por unos instantes deseé saber qué era lo que había detrás de la barandilla en la que amenazaba por caer.

-Vaya, vaya, la señorita ______ está en apuros- se burló uno de los chicos- ¡Llamad a Zayn para que venga a rescatarla!

Su voz sonó chillona y cursi, intentando imitar la mía aunque no lo consiguió.

-Creo que ya no volverá a escuchar conversaciones ajenas nunca más- opinó Daniel agarrándome del pelo. 

Grité de dolor pero lo único que conseguí con eso fue que tirase más y más del pelo, haciéndome cada vez más daño.

-Creo que no vivirá para eso- sus risotadas más que de alegría eran de venganza.
Daniel aflojó su agarre sobre mi pelo y mis brazos por lo que aproveché aquella oportunidad para correr y escapar de allí. Me retorcí y caí al suelo raspándome la rodilla contra el rocoso suelo de piedra.

Un brazo se aproximó a mi cara y lo mordí con todas mis fuerzas notando el sabor a sangre en mi boca. Oí un grito de dolor seguido de un chasquido. Algo duro me golpeó la cara y un dolor cálido me recorrió la mejilla derecha.

El chico cuyo brazo estaría destrozado por mi reciente mordisco, me tiró al suelo utilizando sus dos manos. Me golpeé el codo contra la roca pero fui lo suficientemente ágil como para llevarme las manos a la cabeza y quitarme la venda de los ojos de un rápido movimiento.

No tuve tiempo de dislumbrar la escena ya que un pie aterrizó contra mi ojo derecho impactando contra él con fuerza.

Grité y jadeé dolorida por el reciente impacto.

El dolor era insoportable y no pude evitar soltar algunas lágrimas que  me resultaron frías en comparación con el cálido y continuo dolor que me recorría el cuerpo.

Con mucho esfuerzo me incorporé y observé la escena que tenía delante de mí.

Era demasiado borrosa pero entre las figuras difuminadas que tenía delante conseguí ver a Liam, el cuál había dejado a uno de los chicos tirado en el suelo, sin sentido por el puñetazo que le había propinado en la mandíbula.

Noté como alguien me levantaba cogiéndome de los hombros y después me agarraba del cuello con fuerza. La mano que me agarraba por el cuello se contrajo impidiendo el paso de aire a mis pulmones. Mis articulaciones comenzaron a moverse descontroladamente en busca de aíre con el que poder recobrar la normalidad.

Mis pulmones se contraían pidiendo aíre pero Daniel apretaba su mano contra mi tráquea impidiendo el paso de aíre. Tras varios segundos de lucha noté como uno puntos negros se alzaban sobre mi campo de visión haciendo que la imagen se volviese completamente vidriosa y oscura.

Oí un grito y noté como la mano de Daniel dejaba de presionar mi garganta. Caí al suelo jadeando, recuperando el aíre mientras me masajeaba el cuello dolorido.

-Ayuda- grazné con un hilo de voz.

Cerré los ojos, y unas manos me envolvieron los brazos justo en la zona en la que se unen con los hombros. Me levantó por encima de la barandilla y me apretó contra su pecho para cargarme en brazos, situando uno de sus brazos bajo mis rodillas.

Mi cuerpo se relajó y perdí el sentido notando como una brisa fresca me zarandeaba de un lado a otro.

……

Abrí los ojos lentamente, esperando encontrarme con alguna otra escena desgarradora que me hiciese temblar de terror pero no ocurrió nada de eso.

Busqué con la mirada a alguien o algo que pudiese agredirme pero no encontré nada más que la cama donde me encontraba tumbada y una pequeña mesilla de madera con una lámpara en ella.

La puerta de la habitación se abrió de un fuerte estruendo dejando al descubierto una anatomía fuerte y robusta. Me encogí sobre el colchón y gemí al notar un punzante dolor sobre mi costado derecho.
La figura se detuvo en medio de la oscuridad de la habitación y me miró con los ojos brillantes. Se acercó a mí y cuando estuvo a apenas escasos centímetros cerré los ojos y grité con todas mis fuerzas.

-No me hagas daño por favor- supliqué con las lágrimas mojando la sábana que había sobre mí.
-Shh- dijo una voz muy familiar- no voy a hacerte daño.
-¿Liam?- mis ojos consiguieron adaptarse a la ténue luz que ofrecía la lámpara y observé el rostro de Liam.
-Estoy aquí- susurró agarrándome de la mano y acariciándola con suavidad. Aquel gesto de afecto me desconcertó pero decidí no prestar demasiado a las emociones que me en ese momento me inundaban por completo.
-Zayn- grazné con la voz rota. Recordé como estuve a punto de morir estrangulada por Daniel. Si no hubiera sido por Liam… yo estaría muerta.

Varias lágrimas saladas se deslizaron por mis mejillas hasta llegar a mi barbilla donde llegaban a parar a la costura de la sábana.

-Eh, no llores- me consoló Liam con tono compasivo- lo malo ya ha pasado. Conmigo estás a salvo.

<< Conmigo >> una palabra muy fácil de pronunciaba que despertaba miles de sentimientos en mí. Con él estaría segura pero ¿Qué pasaría cuando estuviese completamente sin la constancia y la protección de un hombre?

Negué con la cabeza y la apoyé sobre su hombro sollozando. Aquella postura era tan cómoda que cuando Liam quiso levantarse de la cama gruñí impidiéndole levantarse.

-No te vayas- supliqué con los ojos rojos. Me miró durante unos largos segundos y se volvió a sentar a mi lado. Le devolví la mirada y me complació no encontrar lástima en sus ojos. No me habría gustado que sintiese eso por mí.

Me recosté sobre la almohada y cerré los ojos disfrutando la paz que se respiraba en aquella habitación.

-¿Quién es Daniel?- pregunté con la voz ronca. Mis cuerdas vocales habían sido víctimas del intento de estrangulamiento por parte de Daniel, por lo que no podía hablar mucho ni muy alto.
-Es el director de este internado- respondió Liam con voz firme. Abrí los ojos y le observé cuidadosamente. 

Tenía la frente tensa y los ojos fijos en algún lugar de la habitación. Respiraba entrecortadamente, como si estuviese reviviendo algún recuerdo desde lo más profundo de sus entrañas.

Agité una de mis manos delante de sus ojos para que me prestase atención y lo hizo.

-¿Por qué lo preguntas?- preguntó frunciendo el ceño.
-Lo oí todo- dije con un hilo de voz- aquella conversación que tuviste con ese tal Daniel, cuando hablabais de Zayn.

Su rostro empalideció considerablemente y em asusté al pensar que quizás haber estado presente en esa conversación, haberla escuchado, no traería buenas consecuencias.

-¿Qué fue exactamente lo que oíste?- preguntó con cautela.
-Pues…- fruncí el ceño intentando recordar los detalles- Que Daniel había amañado la categoría para poder retener a Zayn porque según él es “Demasiado valioso”- acomillé con los dedos las dos últimas palabras. 

Miré a Liam el cuál me miraba fijamente sopesando su respuesta.

-¿No oíste nada más?- preguntó con voz pasiva. Intentaba mantener la calma pero el temblor de sus manos le delataba.
-No- respondí secamente- ¿Qué planean hacer con Zayn? ¿Matarle, torturarle, obligarle a hacer trabajos sucios para vuestra organización?

A medida que fui hablando mis palabras fueron aumentando de tono por lo que mi última palabra fue prácticamente un grito de indignación.

-No es lo que tú crees- murmuró Liam entre dientes.-
-¿A no? ¿Entonces por qué Daniel quiere retenerlo aquí?-  pregunté con los ojos vidriosos. Respiré profundamente para calmarme. Si quería obtener respuestas debería hacerlo de la mejor manera posible.
-Eh… Zayn es… especial- me dijo Liam mirando al suelo. Me quedé pensativa durante unos segundos sopesando sus palabras.

“¿Qué habrá querido decir con “Especial”?” preguntó una voz en mi interior. Me encogí de hombros y decidí hacerle aquella pregunta personalmente.

-A qué te refieres con que es especial- pregunté ladeando la cabeza. Noté un agudo aguijoneo en el cuello al moverlo e hice una mueca de dolor. Liam me miró preocupado pero yo hice un ademán con la mano, quitándole importancia.
-Él… tiene una habilidad especial- me explicó Liam con cuidado de no decir algo de lo que más tarde se arrepintiera- es difícil encontrar a alguien con esas habilidades físicas y mentales. Y Zayn es una de esas personas.

Sonreí al oír aquello. Zayn, me había abierto las puertas de su corazón mostrándome su lado dulce y sensible. Para mí era una de las personas más románticas y cariñosas que había conocido en mi vida pero las personas que me rodeaban no compartían la misma opinión que yo.

Para ellos era el típico chico fuerte y guapo que va de matón por la vida creyéndose el mejor, y ese no era él en realidad. El verdadero Zayn era el chico del que yo me enamoré y al cual no olvidaría nunca.

-¿Qué piensan hacer con él?- pregunté con voz severa. Mi estado emocional había dado un cambio brusco, más de lo que me hubiera gustado.
-No lo sé.

Miró al suelo evitando mirarme y pude notar el cinísmo en su voz. Era un pésimo mentiroso.

-Mientes fatal ¿Lo sabías?- sonreí cuando me miró indiferente, como si esperase de antemano que me diese cuenta de que me estaba mintiendo.
-Me lo suelen decir.

Se encogió de hombros y esperó a que volviese a preguntar pero no lo hice. Pasaron varios minutos hasta que pensé bien la pregunta, ya que sería la última que le haría.

-¿Qué crees que harán con él o que le obligarán a hacer?- pregunté cabizbaja. Quiz´s habría sido demasiado arriesgado preguntar aquello ya que Liam podría pensar que mi único interés era saber lo que planeaban, pero necesitaba defender a Zayn y alejarle del futuro que le esperaba.

-Eh… se supone que tengo porhibido revelar datos importantes como estos- dijo Liam y añadió en un susurró- pero por ser tú te facilitaré la información.

Abrí os ojos como platos y asentí ignorando el dolor que aquel movimiento había implicado.

-Bien, cuando Daniel y los instructores de este internado o cualquiera de los otros internados que tenemos en todos Estados Unidos, encuentra a un chico con una fuerza física y mental demasiado alta, decide someterle a varias pruebas y cuando se aseguran de su capacidad física les obligan a trabajar para la policía o para los servicios de espinaje

   >> Normalmente les suelen enviar a organizaciones donde los preparan y los obligan a luchar por la paz, pero hace varias semanas, este y muchos más internados se aliaron con una organización.

-¿Una organización?- pregunté frunciendo el ceño. Me había prometido a mí misma no volver a preguntarle nada a Liam que estuviese relacionado con aquel tema pero todo se estaba volviendo demasiado interesante como para quedarme con las ganas de preguntar.

-Es… la misma organización que mandó a uno de los suyos para que te secuestrara- susurró Liam con un hilo de voz- Lo más probable es que obliguen a Zayn a trabajar para ellos. 


martes, 10 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 22: CLASIFICACIÓN

Tardé varios segundos en reaccionar por lo que Zayn comenzó a preocuparse.
-¿______? ¿Te encuentras bien?- preguntó Zayn tomando mi cara entre la cálida palma de sus manos. Asentí sin quitar la vista de la cama con dosel.
-¿Qué es esto, Zayn?- pregunté señalando la cama con el dedo índice.
Él me miro y sonrió con timidez.
-Bueno, creí que quizás tú querías… pues eso…- se rascó la nuca en busca de una respuesta que no sonase demasiado grosera pero no la encontró.
-¿Te refieres a sexo?- pregunté con el ceño fruncido- ¿Crees que solo estoy contigo por el sexo?
Mis manos pasaron a ser puños y mi mirada reflejaba la frustración que sentía en esos momentos. No me podía creer que Zayn pensase que estaba con el solo para tener relaciones sexuales.
-No me refería a eso…- murmuró Zayn cabizbajo.
-Si quisiera estar con alguien para tener sexo, te puedo asegurar que no te habría elegido a ti- dije con furia aunque segundos después me arrepentí de haberlo dicho. No era lo que quería decir.
-¿Qué quieres decir con que “No te habría elegido a ti?- preguntó con el ceño fruncido- ¿Acaso no me quieres?
Me masajeé las sienes intentando calmarme. Todo se estaba saliendo de lugar.
-Zayn, yo te quiero como a nada en este mundo pero…- hice una pausa para retener las lágrimas que amenazaban con asomar por mis ojos- no creo que pudiera jugar con tus sentimientos de una manera tan cruel.
Tras varios segundos de silencio entre nosotros, Zayn sonrió y me besó apasionadamente.
Sus manos pasaron de mi estómago a mi cuello. Agarré sus brazos con fuerza y me aferré a ellos como fuente de resistencia. Sus besos eran irresistiblemente apasionados y eso me hacía sentir una corriente de adrenalina recorriéndome la espalda.
-Te amo- susurró en mi oído. Me estremecí al notar su suave aliento en mi cuello y él pareció notarlo ya que se apartó de mí con un sabe desliz. Me observó durante unos pocos segundos y me cogió de la mano.
Me llevó  hasta la cama y allí se sentó él y me sentó en su regazo. Comenzó a acariciarme el pelo introduciendo sus delicadas manos en él. Me giró el rostro y me besó con tanta intensidad que caí de lado en el colchón.
Este comenzó a desabrocharme el vestido con movimientos ágiles pero antes de que pudiese terminar de hacerlo le aparté la mano con delicadeza elaborando mis próximas en mi mente.
-Zayn, no estoy preparada- susurré intentando que mis palabras no hiciesen eco entre los árboles.
 Él me miró confuso pero su expresión se suavizó al ver cómo me temblaban las manos.
-No te preocupes preciosa- dijo con una sonrisa cálida- si es eso lo que quieres lo respetaré. Se tumbó en la cama y palmeó con la mano el lado de la cama que estaba a su lado, pidiéndome que se tumbase a su lado.
Me recosté sobre su pecho y noté su respiración apresurada. Miré hacia arriba y contemplé aquella maravilla de escenario que tenía a la vista. Toda una constelación de estrellas se alzaba majestuosamente sobre nuestras cabezas, irradiando luz y belleza.
Solté un suspiro tras darme cuenta de todo lo que habría tenido que pasar Zayn para poder complacerme llevando aquella enorme cama al jardín. No era un simple jardín con árboles y flores de colores chillones, era el jardín donde conocí a Zayn, era nuestro jardín.
-Gracias- dije girándome sobre su pecho para poder mirarle a los ojos.
-¿Por qué?- preguntó levantando la cabeza para estar a la misma altura que yo.
-Por todas las cosas que has hecho por mí- susurré con un hilo de voz.
-Haría cualquier cosa por verte sonreír- antes de dejarme responder me besó en los labios rápidamente, por lo que no pude disfrutar del beso como me habría gustado pero notar sus labios sobre los míos era más de lo que jamás me habría podido imaginar.
Mis ojos se deslizaron a través de la oscuridad que se extendía a través de los árboles.
-Creo que debemos volver a la sala de entrenamiento- objetó Zayn incorporándose. Le miré y asentí seriamente. No tenía ganas de volver y enfrentarme a todas las miradas de curiosidad por parte de los cotillas que se interesaban más en las vidas ajenas que en sus propias vidas.
Me levanté de la cama y me alisé el vestido. Inspiré el suave aroma a rosas y agarré la mano de Zayn con fuerza. Nos sonreímos mutuamente y nos dirigimos a la sala de entrenamiento con paso moderado. Cuando llegamos Harry se encontraba subido en un gran atril de madera donde decía algo en voz alta.
Entramos en la sala intentando pasar desapercibidos  pero antes de pudiésemos encontrar un buen sitio donde sentarnos, todas las miradas se dirigieron a nosotros. Harry me lanzó una mirada fugaz y siguió leyendo en voz alta sin prestarme demasiada atención.
Desde el fondo de la sala ví como una mano se alzaba en el aire haciéndonos señales para que nos acercásemos y yo tiré de Zayn para dirigirle donde María nos señalaba con la mano.
-Hola ______- dijo en un susurro apenas aludible.
-Hola- dije observando a Harry con cautela.- ¿Dónde está Alexandra?- pregunté mirándo a mi alrededor. Detrás de mí se encontraba Daniela, observando a Harry con tal ensimismamiento que ni siquiera se percató de mi presencia.
-Está con Niall- bufó ella señalándome un punto de la habitación completamente oscuro. Distinguí dos figuras en la oscuridad pero no podía verlas con nitidez así que tuve con conformarme con saber que estaban en esa zona.
Asentí y presté atención a Harry el cuál le acababa de ceder el puesto en el pequeño escenario iluminado por un tenue foco de luz.
-Ha llegado el momento definitivo. El momento en el que el entrenamiento y todo lo que conlleva haberlo sobrellevado con éxito se celebren.- dijo Liam sosteniendo el micrófono con ambas manos- Haremos una clasificación con las personas de cada grupo que tengan más capacidad física para luchar y defenderse y los que queden entre los 10 primeros tendrán la oportunidad de escoger un lugar donde vivir alrededor del mundo.
Los murmullos inundaron la sala aumentando de intensidad por cada segundo que pasaba. Liam dio golpecitos con los dedos en el micrófono esperando a que los murmullos cesaran pero al ver que esto no ocurría gritó.
-¡Silencio!- el eco de su voz resonó en la habitación durante varios segundos hasta que el sonido de extinguió por completo. La cara de Liam estaba roja de la rabia y tardó varios segundos en volver a su color natural.
-Los que no hayan conseguido estar entre los 10 mejores de cada grupo podrán quedarse en el internado entrenando durante varios meses más o podrán graduarse en el servicio de espionaje que tenemos a nuestra disposición.
Contuve la respiración al oír aquello. ¿Qué pasaría si no conseguía estar entre los 10 mejores del equipo de entrenamiento? ¿Tendría que quedarme allí durante varios meses más sin ver a Zayn?
Sacudí la cabeza y pestañeé rápidamente alejando las lágrimas de mis ojos. No quería que eso ocurriera.
Proyectaremos en esta pantalla la clasificación final por lo que sabréis cuál ha sido el puesto que habéis obtenido.

1.       Austin.
2.       Niall.
3.       Stephen.
4.       _______
5.       Daniela.
6.       María.
7.       Joe.
8.       Alexandra.
9.       Ashton.
10.   Tania.

Oí gritos de alegría y lamentos por parte de la multitud que saltaba y gritaba alegrada. Intenté moverme pero mis articulaciones no respondían. Revisé la clasificación en busca del nombre de Zayn pero no apareció por ningún lado.
“No ha conseguido clasificarse” me lamente en mi foro interior. Dejé que las lágrimas fluyesen por mis ojos y se resbalasen por mis mejillas humedeciéndolas. No podía dejar que Zayn se alejase de mí pero no había otra cosa que estuviese en mi mano.
-_____, cielo- susurró Zayn en mi oído en un intento por felicitarme aunque pude notar la amargura en su voz- Felicidades.
Le miré a los ojos y me sequé las lágrimas con fiereza.
-¿Por qué… no has podido clasificarte?- pregunté luchando contra las lágrimas que se desbordaban contra mis ojos.
-No lo sé, preciosa- me respondió juntando sus labios con los míos en un intento por calmarme. En ese momento, en ese preciso instante fue cuando me di cuenta de la razón por la que Zayn no se había clasificado.
Había perdido dos combates y para que una persona consiguiese clasificarse solo podría haber perdido un combate. Uno de los combates que Zayn perdió fue contra Austin, el cuál casi lo mata a golpes y el otro… el otro combate fue contra mí.
El hecho de que me dejase ganar simplemente porque no quería hacerme daño había supuesto que no pudiera clasificarse. Todo había sido por mi culpa.
-No- susurré horrorizada. Me levanté de golpe y corrí hacía la salida en busca de alguien que pudiese arreglar aquel malentendido. Zayn no se merecía aquello simplemente por haberme dejado ganar en un combate en el que era él el que tenía que haber resultado ganador.
Grité y caí al suelo presa del pánico. No podía ni quería soportar estar sin Zayn sabiendo que nuestra separación había sido por mi culpa, aunque solo fuesen unos meses, no lo soportaría.
Necesitaba decírselo a alguien para que solucionase aquel problema y la solución apareció delante de mis ojos.
Liam salió de la sala de entrenamiento por una de las puertas laterales y anduvo rápidamente por el largo pasillo hasta que giró en sentido opuesto. Me levanté del suelo y corrí detrás de él.
Intenté que al correr, los tacones que llevaban no hiciesen mucho ruido pero al ver que mi plan no funcionaba opté por quitármelos y dejarlos en medio del pasillo. Seguí corriedo para alcanzar a Liam pero cuando llegué a la esquina oí voces provenientes de una de las habitaciones que conectaban con la pared en la que estaba apoyada.
-Liam ¿Qué haces aquí?- oí que le preguntaba una voz grave y autoritaria. Dí un respingo cuando me di cuenta de que esa voz era exactamente la misma que había oído en el pasillo hacía varias semanas cuando estaba en el baño de la habitación.
-¿Por qué lo has hecho?- preguntó él con fiereza.
-No sé de qué me estás hablando.
-¿Por qué has amañado la clasificación?- preguntó con sequedad. Me tapé la boca con la mano en un intento por ahogar una exclamación.
-¿Yo? Yo no echo absolutamente nada- se excusó el chico saliendo de la habitación. Me pegué contra la pared y contuve el aliento, rezando por que no pasase por el pasillo en el que yo me encontraba.
-Daniel, me lo han contado todo- dijo Liam.
-¿A si? ¿Quién?- la voz de Daniel sonó áspera y dura, como si le temiese a algo.
-Eric- murmuró Liam entre dientes.
-¿Lo dices por haber dejado fuera de la clasificación a ese tal Zayn Malik?- preguntó Daniel con tono burlón. Noté la apresurada respiración de Liam y los músculos del cuello se me tensaron.
-Si, me refiero a eso.
-Bien te diré la verdad- espetó Daniel- es demasiado valioso como para dejarlo vivir en cualquier lugar del mundo. Sus capacidades físicas y mentales son demasiado elevadas como para dejarle ir así como así.
Al oír aquello retrocedí de forma automática dando pasos lentos pero precisos.
Entonces alguien me agarró por detrás.
Comencé a gritar, pero una mano áspera me tapó la boca impidiéndome gritar. Me revolví pero los brazos que me sujetaban no mostraban debilidad alguna. Eran demasiado fuertes como para luchar contra ellos.
¿Qué pasaría ahora?
 

sábado, 7 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 21: CELEBRACIÓN

Pasaron varias semanas desde aquella noche. Los días transcurrían con rapidez sin ninguna novedad que no fuesen los moretones o las heridas que nos hacíamos los unos a los otros en los combates en los que Liam nos obligaba a combatir.

El peor momento que recuerdo fue quizás cuando tuve que luchar contra Alexandra…

Nos encontrábamos todos en un círculo alrededor de la zona de combate donde Liam nombraría a la próxima pareja que lucharía.
-_______ contra Alexandra- dijo Liam con tono áspero. Alexandra comenzó a andar hacía el círculo de combate pero yo me quedé quieta en mi sitio. Zayn me empujó suavemente hacía el círculo y me situé en frente de Alexandra.

Antes de que Liam tocase el silbato que llevaba colgado del cuello, Alexandra pronunció la palabra “Suerte” con los labios. Sonreí dándole ánimos y el silbato sonó indicando el comienzo de la pelea.

Miré a Alexandra y cuando quise darme cuenta esta había depositado un fuerte puñetazo en mi mandíbula. Me tambaleé y la miré sorprendida.

-Lo siento- dijo con voz inocente mientras me abalanzaba sobre ella. Por un momento me olvidé de que era una de mis mejores amigas. La pateé las costillas y después la dí un puñetazo en la tripa tirándola al suelo.

Ella gimió de dolor pero consiguió levantarse y recuperar las fuerzas suficientes como para propinarme un puñetazo en la nariz. La agarré del pelo y tiré de ella hacía atrás provocándole un gran dolo, a juzgar por el alarido de dolor que pegó.

Me cogió de la camiseta y me lanzó contra la pared que había detrás de nosotras con tanta fuerza que apenas logré mantenerme en pie. Se acercó a mí echa una furia y me golpeó el pómulo con fuerza. Caí al suelo y me quedé allí tumbada y dolorida.

Me pateó la tripa varias veces y no paró hasta que no gemí de dolor.
Liam comenzó a contar la cuenta regresiva, los segundos que me quedaban para levantarme y seguir luchando. Si se acababa el tiempo perdería el combate. Estaba demasiado dolorida como para levantarme y seguir luchando por lo que decidí quedarme allí y esperar a que esos infinitos segundos terminasen.

10, 9, 8, 7, 6, 6, 5, 4, 3, 2, 1.

-El tiempo ha terminado.- anunció Liam- la ganadora es Alexandra.

Miré a Alexandra e intenté esbozar una sonrisa felicitándola por su victoria pero la sonrisa se convirtió en una mueca de dolor.

-Que alguien la lleve a la enfermería- gruñó Liam saliendo de la sala de entrenamiento. Ví como una gran multitud se agolpaba a mi alrededor y una figura masculina se abría paso entre el gentío y se situaba delante de mí.

Me agarró por la cintura y me situó en su hombro, de modo que mi torso colgaba por su espalda y mis piernas por su pecho. Inhalé su profundo aroma reconociendo a aquella persona… Zayn.

Dio unos cuantos pasos y solo pude oír los gritos de angustia de Alexandra antes de caer en un profundo sueño.

Cuando el recuerdo terminó, seguí caminando hacía la sala de entrenamiento donde se celebraría la fiesta de finalización del entrenamiento y la entrega de premios.  Solo los mejores luchadores ganarían un premio de reconocimiento por su talento en la lucha libre.

Por un momento deseé poder llevarme aquel premio pero no podía ser codiciosa, además de que no tenía posibilidad alguna de ganarlo ya que había perdido muchos de los combates en los que había participado.

Horas antes de la celebración Alexandra (la cual se había disculpado un millar de veces por aquel violento ataque de ira en el combate) María, Daniela y yo decidimos pedir permiso para que nos dejaran la tarde libre y que así pudiésemos ir a la cuidad a comprar algunos vestidos.

Harry nos permitió ir a la cuidad con la condición de que fuésemos con algún chico y así lo hicimos. Alexandra persuadió a Niall para que nos acompañara y este así lo hizo. Desde que nos lo presentó, Alexandra no le quitaba el ojo de encima y siempre que podía estaba a su lado. Se notaba que había química entre ellos, aunque ninguno de los dos quisiese admitirlo…

Hubiera deseado que Zayn nos acompañara pero era demasiado arriesgado ya que nadie sabía que teníamos una “relación” y por el momento no queríamos que nadie lo supiese.

Pasamos por las tiendas más lujosas de NY hasta que llegamos a una cuyos vestidos tenían la tela más cara y más bonita que había visto en mi vida.

María me convenció en gastar todos mis ahorros en un conjunto que según ella era el adecuado para la entrega de premios. No pude negarme ya que el vestido me encantaba así que decidí comprármelo.
Era así:

Caminé lentamente agarrada hasta que llegué a la sala de entrenamiento. Busqué con la mirada a Daniela, Alexandra y María las cuales se encontraban en una esquina de la habitación junto a la mesa de las tartas.

-¡Chicas!- exclamé con entusiasmo. Las tres volvieron su mirada hacía mí y sonrieron animadas.
-¡Wow!- exclamó Daniela dando una vuelta a mi alrededor mirándome de arriba abajo.
-Te dije que ese conjunto te iba a quedar de maravilla- me recordó María con una sonrisa de autosuficiencia. Puse los ojos en blanco y asentí dándole la razón.
-¿Dónde está Alexandra?- pregunté mirándo a mi alrededor.
-Con Niall- respondió Daniela señalando el centro de la sala de entrenamiento.

Miré hacía la dirección donde ella señalaba y divisé a Niall y a Alexandra riéndose entre ellos. Aquella escena me causó mucha ternura. Ojalá pudiese yo actuar así en público con Zayn…

Volví la mirada hacía las chicas y las encontré mirando a un punto fijo en el horizonte, justo detrás de mí.

-¿Qué pasa?- pregunté sin siquiera girarme.
-Zayn- bufó María alejándose de donde nos encontrábamos. Me giré y me encontré con Zayn en frente de mí.
-¡Zayn!- exclamé y me lancé a sus brazos. Él me rodeó con sus fuertes brazos envolviéndome en un cálido abrazo.
-Hola, princesa- me dijo besándome la mejilla. Tenía una mano oculta tras su espalda por lo que su agarre no era muy firme como para aguantar todo mi peso. Me separé de él y entrecerré los ojos intentando averiguar qué era lo que tenía en la otra mano.
-¿Qué llevas ahí?- pregunté con el ceño fruncido.
-Eh… nada- respondió nerviosamente.
-Eres un pésimo mentiroso ¿Lo sabías?- enarqué una ceja y me crucé de brazos esperando a que Zayn me enseñase lo que tenía o que al menos me dijese la verdad.
-Esto… es para ti- dijo y un precioso ramo de flores surgió de su espalda. Estaba compuesto por rosas rojas, mis favoritas. ¿Cómo había sabido Zayn cuales eran mis flores favoritas?

Dejé pasar aquel detalle por alto y me lancé a sus brazos sin importarme lo que pensaran los demás. Él me acogió con el ramo de flores aún en su mano derecha y sonrió de oreja a oreja. Noté como la gente que se encontraba a nuestro alrededor nos miraban expectantes pero en aquellos momentos, nada me importaba.

-¿Crees que besarte sería demasiado arriesgado?- preguntó Zayn frunciendo el entrecejo.
-La verdad es que me da lo mismo- sonreí y le besé en los labios con ternura. El beso apenas duró unos segundos ya que el grito ahogado de Daniela irrumpió de llano en aquel magnífico momento que acababa de vivir junto a Zayn.
-Ven conmigo- me susurró en el oído. Asentí y le seguí pero antes de eso, le lancé una mirada burlona a Daniela la cual nos miraba a Zayn y a mí con la boca abierta por la sorpresa. Salimos de la estancia adentrándonos en la espesa oscuridad del pasillo.

Me agarré a la mano de Zayn con fuerza, para no tropezar y caerme. En cuanto a los tacones, no había sido muy buena idea escoger un calzado tan alto…

Tras recorrer varios pasillos que me parecieron interminablemente largos llegamos a una pequeña sala tenuemente iluminada. Miré a ambos lados y dislumbré una puerta corredera de cristal en una de las paredes.

-Cierra los ojos- me susurró Zayn con delicadeza. Fruncí el ceño extrañada pero hice lo que me había pedido. Colocó sus manos en mi cintura y las presionó suavemente incitándome a andar.

Avanzamos varios pasos hasta entrar en una zona que parecía estar mucho más iluminada que la habitación anterior. Una suave brisa me erizó el bello de los brazos, pero seguí sin abrir los ojos.

-Ya puedes abrirlos- dijo Zayn a mi espalda. Su presencia era tan agradable como abrasadora y no sabía cuánto tiempo podría aguantar sin besarlo.

Abrí los ojos lentamente, dislumbrando el lugar donde me encontraba. La luz era demasiado brillante por lo que tarde varios segundos en acostumbrarme a su intensidad pero cuando lo hice solté una exclamación ahogada.

-Zayn… esto es precioso- dije con la voz entrecortada por la emoción- Gracias.

Los árboles de hojas rosáceas reflejaban su belleza, iluminados por pequeñas bombillas de colores fluorescentes que les daban un aspecto más divertido. Había dos hileras de árboles y en medio de ellas un estrecho pasillo con rosas esparcidas por él.

El ambiente era cálido y húmedo y un olor dulce y fresco predominaba en el ambiente.

Me giré hacía él y me sorprendió observar la forma en la que me miraba,

-¿Qué pasa?- pregunté toqueteándome el vestido en busca de alguna imperfección que le fuese divertida.
-¿Te había dicho antes lo preciosa que eres?- se acercó a mí y junto su pecho con el mío. Noté como las mejillas se teñían de un color rojillo chillón que daban a entender lo avergonzada que me sentía.

Escondí el rostro en su camiseta blanca y esbocé una tímida sonrisa. Antes de que pudiese reaccionar, me agarró de una mano y tiré de mí arrastrándome por el pasadizo cubierto de pétalos de flores.

Miré a mi alrededor intentando localizar el motivo por el que Zayn había decidido llevarme allí hasta que me dí cuenta de lo que había en el centro del jardín.

Dí un respingo al ver aquello. ¿Una cama? Estaba cubierta por sábanas blancas y un dosel rosa pálido que caía en cascada sobre la almohada.


¿Para qué necesitaríamos una cama?


jueves, 5 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 20:

Sus labios se juntaron con los míos con frenetismo. Sus manos me rozaron el cuello hasta descender a mis hombros.

Una de sus manos descendió por mi brazo hasta llegar a mi muñeca, con la otra me acunó la mandíbula para levantarme la cara y que tuviese más acceso a mis labios.

Trató de besarme con suavidad pero el fuego que me hacía sentir se propagó por cada uno de los rincones de mi cuerpo, haciéndolo estallar en llamas.

Sus labios saborearon los míos, disfrutando del momento como si no volviese a ocurrir nunca. Anudé las manos en su pelo arrimándolo más a mí, como si fuese posible estar más cerca de lo que ya estábamos.

Poco a poco levantó su cuerpo del suelo, impulsado por su mano derecha. Le envolví la cintura con las piernas, tomando la pared como punto de apoyo. Su lengua se enredó con la mía y no quedó parte alguna en mi mente que no fuera invadida por el deseo que me invadía.

Me aparté de su boca para respirar y sus labios me chamuscaron el cuello en su camino hacía abajo. 

Escondí la cara entre su pelo para inhalar su aroma.

-Esta vez no me has besado por obligación- jadeó Zayn en mi oído recuperando la respiración.

Asentí con la cabeza y escondí mi cara en su cuello impregnándome de su aroma natural. Él me cogió la mano y acercó su boca a mi oído. El tacto de sus labios me dio estremeció pero él pareció no notarlo.

-Te amo- susurró en mi oído. Me estremecí al oírle decir aquello y esta vez sí que pareció notarlo ya que me rodeó con sus brazos envolviéndome en un cálido abrazo.

Se oyeron voces desde el fondo del pasillo, por lo que nos deshicimos del abrazo rápidamente. La voz de Alexandra hizo eco en las paredes llegando hacía nosotros.

-¡Chicos!- gritó Niall desde el fondo del pasillo. Pasaron varios segundos hasta que estuvo delante de nosotros cruzado de brazos. A sus lados se encontraban María y Alexandra, la cual le miraba embobada.
-¿Qué hacíais aquí solos?- preguntó ella enarcando una ceja.
-Eh… yo… la estaba enseñando el camino al baño- mintió Zayn. La mentira resultó convincente para Niall y Alexandra pero la sospecha acechaba en los ojos de María.
-¿Es qué no conoces el camino?- preguntó ella intentando sonar dulce. Miré a Zayn de reojo el cual estaba incluso más nervioso que yo.

Si había todo aquel infierno solo para ocultar que me amaba ¿Qué pasaría si por culpa de mi incoherencia le descubrían?

-Sí, pero hay tantas habitaciones y pasillos que podría perderme- solté una risita para hacer la mentira más creíble pero la expresión de desconfianza de María no cambió.
-¿Y qué hacéis aquí, solos?- preguntó haciendo énfasis en la última palabra- El baño está por allí.
Señaló con el dedo la zona que había detrás de nosotros y efectivamente había un baño.
-Eh… pues es que…- Zayn comenzó a hablar y le agradecí la interrupción ya que me estaba quedando sin ideas.
-¿Esto es un interrogatorio?- gruñó Zayn de mala manera- Creo que no tengo que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer

Le miré sorprendido y antes de irse me tocó la mano disimuladamente con cariño. Cuando desapareció en la oscuridad del pasillo, resoplé y volví a mirar a Daniela, cuya expresión no mostraba para nada felicidad.

-Es un capullo- murmuró María entre dientes acoplándose a la conversación que mantenían Niall y Alexandra. Me quedé quieta durante unos instantes prestando atención a su tema de conversación. “Los libros” estaban hablando sobre sus temas de lectura favoritos y no era algo que me interesase por lo que decidí marcharme y buscar algún medio de entretenimiento.

Atravesé varios pasillos hasta llegar de nuevo al comedor donde divisé a lo lejos a Daniela, hablando con Harry.

Al verme, me hizo un gesto con la mano para que me acercase a ellos. Anduve lentamente hasta llegar a la mesa donde Daniela y Harry conversaban animadamente.

-¡______!- exclamó Daniela dándole palmaditas a la silla situada justo a su lado. Me senté y observé a Harry con una sonrisa.
-______, hace mucho tiempo que no te veía- dijo Harry mirándome fijamente.

Asentí devolviéndole la sonrisa. No tenía ganas de hlabar. Simplemente quería recordar aquel momento con Zayn.

Ese momento en el que solo existíamos él y yo. Ese momento en el que su fuego me atrapaba quemándome por dentro. Daniela y Harry comenzaron a hablar sobre sus aficciones sin siquiera darse cuenta de que me habían marginado por completo.

-Yo… estoy bastante cansada- me excusé levantándome de la mesa- si no os importa me voy a la cama.
Daniela asintió y ambos se despidieron de mí con la mano. Suspiré aliviada cuando salí del comedor.

……..

Entré en el dormitorio y avancé a través de las filas de literas hasta llegar a la mía. Me dirigí al baño para ponerme el pijama, pero cuando iba a girar el manillar de la puerta oí unas voces procedentes de él.

-Tienes que proteger esos archivos como sea, Peter- sugirió una voz desde el fondo de uno de los pasillos que conectaban con el baño al que acababa de entrar.
-Están muy seguros en la sala de control. Allí solo tengo acceso yo y Daniel- espetó una voz masculina que no había oído nunca antes.
-Más te vale que no caigan en manos equivocadas- le advirtió la voz que había hablado al principio- Por tu propio bien.

Oí pasos alejarse y me permití el lujo de asomarme por la puerta de salida del baño pero todo estaba demasiado oscuro como para distinguir algo que me ayudase averiguar a qué personas se estaba refiriendo.

Lo único que sabía era que un supuesto Peter escondía unos archivos a los que solo tenía acceso él y un tal Daniel. Por lo visto esos archivos eran demasiado importantes como para dejarlos caer en manos equivocada y eso hacía del enigma un asunto mucho más interesante.

De repente oí el chirrido de la puerta de la habitación al abrirse y pasos apresurados. Me escondí detrás de la puerta del baño deseando que fuera quien fuese no me encontrase. La puerta en la que yo me encontraba escondida se abrió de un fuerte golpe.

Contuve la respiración y cerré los ojos deseando poder camuflarme en la oscuridad que reinaba en el ambiente.

-¡TE PILLÉ!- gritó alguien en mi oído. Un grito ahogado salió de mi garganta y por acto reflejo me alejé de allí. Abrí la puerta con la esperanza de huir de allí pero una mano suave y fina agarró mi muñeca.

Comencé a retorcerme ante el fuerte agarre de mi agresor pero unas palabras tranquilizadoras me hicieron parar en seco.

-Soy yo preciosa- era incapaz de no reconocer esa voz por lo que al oírla mi cuerpo se relajó por completo.
Zayn me atrajo hacía él y con un movimiento rápido me colocó de manera que sus ojos estuviesen a la misma altura que los míos.
-¿Qué haces…- quise preguntar pero mis palabras se vieron interrumpidas por el susurro de Zayn.
-Shhh- susurró él presionando su dedo índice contra mis labios.

Se acercó a mi rostro y colocó su mano en mi mentón. Nuestros labios se fusionaron en una mezcla explosiva de amor y pasión. Deslicé mis manos por sus marcados abdominales hasta llegar a su cintura. Mis manos subieron lentamente por sus brazos hasta llegar a su cara. Toqué su nariz, sus pómulos y saboreé sus labios hasta que la falta de respiración se hizo presente entre nosotros.

Me alejé de él jadeando, por el esfuerzo que había requerido aquel beso. Una vez que hubimos recuperado el aliento, Zayn me agarró de la muñeca suavemente y me llevó hasta la litera donde yo dormía.

Las sábanas yacían completamente estiradas sobre el colchón. Zayn se sentó en él y yo me senté en su regazo acariciándole la mandíbula.

Nos quedamos varios segundos en silencio hasta que se le ocurrió decir:

-¿Cuándo nos ha pasado esto?
-¿El qué?- pregunté mirándole a los ojos.
-Estar… enamorados- la última palabra fue un susurro que apenas llegó a mis oídos. Me encogí de hombros incapaz de responder a una pregunta cuya respuesta estaba ausente en mi mente.
-Porque ¿Tú me amas verdad?- preguntó Zayn cautelosamente.

Pensé la respuesta durante un par de segundos antes de responder:


-Sí- fueron mis últimas palabras antes de caer en la inconsciencia inducida por el sueño.


CAPITULO 19: "TE AMO"

Comencé a desmigajar la magdalena integral con los dedos, dejando las migas esparcidas por toda la mesa. En comedor del internado era un lugar ruidoso lleno de gente que se contaban las anécdotas más graciosas que les habían pasado durante el día.
Daniela hablaba desenfrenadamente acerca de lo guapo y de lo enamorada que resultaba estar de su instructor Harry.
Alexandra y María se reían al compás por las divertidas historias que Daniela les contaba. Sin duda su grupo de entrenamiento era más animado que el nuestro.
-¿Qué piensas acerca de eso?- me preguntó Daniela observando los trocitos de magdalena desperdigados por la mesa.
-Eh… ¿Qué?- pregunté haciéndome la tonta. En verdad, no tenía ni la más remota idea de lo que me estaba hablando. Había estado demasiado ocupada sumida en mis asuntos y no la había prestado atención.
-¿No nos estabas escuchando?- preguntó María frunciendo el ceño. Daniela enarcó una ceja intentando parecer indignada pero su intento fue en vano.
-Yo… estaba… pensando en lo que había pasado hoy- me excusé con timidez. Todas parecieron creérselo pero Daniela me miró sospechando.
-¿Qué ha pasado hoy?- preguntó mirando a María para le explicase lo que esta deseaba saber.
-Bueno… ha habido un pequeño accidente en el acantilado al que íbamos a ir para hacer una actividad- explicó María gesticulando con las manos.
-¿Accidente?
-Sí, Liam obligó a _______ a saltar por el borde y como no sabía nadar Zayn tuvo que rescatarla- esta vez la que habló fue Alexandra.
Noté la mirada divertida de Daniela sobre mí y bajé la cabeza avergonzada. Mis mejillas se volvieron de un color rojizo en poco menos de un minuto.
Todas empezaron a reírse descontroladamente y yo las imité intentando quitarle importancia al asunto.
-Vaya, vaya… así que el chico enamorado salva a su princesa- objetó Daniela con sarcasmo. Aquella frase me dejó bastante trastocada a pesar de que no sabía a lo que se refería. Se hizo una largo silencio.
Volví a levantar la mirada y pude observar como Alexandra fulminaba a Daniela con la mirada por haber dicho aquello.
-¿A qué te referías con eso Daniela?- pregunté con curiosidad.
-A nada- contestó María rápidamente.
Me encogí de hombros y decidí no insistir en aquel tema.
-Chicas, venid os quiero presentar a alguien- dijo Alexandra con una gran sonrisa. Atravesamos el comedor y llegamos a una mesa donde varios chicos reían de forma estrepitosa.
-¡Niall!- gritó Alexandra llamando la atención de un chico rubio con ojos azules. Era más bien bajito y delgado, con el flequillo cayéndole por la frente.
Sonrió al vernos y se acercó a Alexandra para darla un abrazo. Me sorprendió ver que había tanta confianza entre ellos ya que apenas les había visto juntas.
-Chicas os presento a Niall, un amigo de la infancia- dijo Alexandra extendiendo los brazos hacía él.
-Esta es _____- me presentó señalándome.
-Ella es María- volvió a señalar a María con su dedo índice.
-Daniela- sonrió con dulzura y nos invitó a sentarnos en la mesa que compartía con otros chicos. Me senté en frente de un chico de pelo oscuro, cuya cara era apenas visible debido a la escasa iluminación del lugar. Le miré durante unos segundos y él me devolvió la mirada dejándome helada. Era… él.
-Zayn ¿Conoces a ______?- preguntó Niall mirándonos con curiosidad.
Abrí los ojos como platos al oír aquello. Sabía que la pregunta iba con segundas intenciones.
-Como para no conocerla- murmuró Zayn entre dientes removiendo con el tenedor los guisantes que había en su plato.
-¿La rescataste esta mañana cierto?- preguntó Daniela con segundas intenciones.
-Si.
-¿Y por qué lo hiciste?- pregunté automáticamente. Tras varios segundos de reflexión me dí cuenta de la estupidez que había cometido haciéndole esa pregunta a Zayn.
-Si no lo hacía yo no la haría nadie, así que no tenía más remedio.
Al oír aquello me quedé totalmente paralizada. ¿Me había salvado simplemente por obligación? Esperé a que todos retomaran el tema de conversación donde lo habían dejado antes de interrogar a Zayn, para ocultar mi rostro entre las sombras del comedor.
Varias lágrimas saladas rodaron por mis mejillas. Me las segué rápidamente pero otras volvieron a ocupar su lugar. Intenté no ser demasiado obvia en cuanto a mis lágrimas pero el hecho de tener a Zayn enfrente de mí observándome no ayudaba en absoluto.
Le pillé varias veces mirándome de soslayo pero no le dí importancia alguna. Al fin y al cabo, no le agradaba y nunca llegaría a hacerlo.
Finalmente le miré con los ojos rojos y humedecidos y él me miró con compasión.
-Eh… yo, tengo que ir al baño- me excusé levantándome de la mesa. Giré la cabeza rápidamente para que nadie presenciara mis lágrimas y corrí hacía el pasillo sin importarme si llamaba la atención. Corrí y corrí buscando algún lugar donde esconderme y finalmente encontré un pequeño hueco y me senté allí.
Las lágrimas amenazaban con volver a mi rostro pero conseguí contenerme justo antes de que la esbelta y delgada figura de Zayn apareciese delante de mí.
“¿Es que no piensa dejar de seguirme?” pensé frustrada.
Zayn se sentó a mi lado, recostado sobre la pared.
-¿Y ese cambio de actitud?- preguntó mirándome. La tenue luz iluminaba la mitad de su cara, dejando la otra a mercer de la oscuridad.
-¿Y ese estallido de sarcasmo?- pregunté entrecerrando los ojos. Zayn pareció entender a lo que me refería ya que estalló en carcajadas.- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- pregunté furiosa.
Zayn me miró y por unos segundos noté compasión en su mirada.
-Te refieres a lo de por qué te salvé la vida ¿Verdad?- preguntó con una sonrisa en sus labios. Me estremecí al oír aquello. Dicho por Zayn sonaba mucho más normal de lo que habría sido. No todos los días se le salvaba la vida a alguien…
Asentí mirándole a los ojos. Apretó los labios hasta formar una fina línea apenas visible con la luz de la bombilla que colgaba delante de nosotros.
-Bien, eso no ha sido un “estallido de sarcasmo”- acomilló las dos últimas palabras con los dedos- es simplemente una mentira.
Abrí los ojos como platos.
-¿A… a qué te refieres con “mentira”?
-Te estoy hablando con todo el sentido literal de la palabra. He mentido, eso es todo- respondió con una sonrisa, como si lo que estuviese diciendo no tuviese ninguna importancia.
Cabía la posibilidad de que para él haber dicho aquello fuese lo más normal del mundo, pero para mí, no lo era. Acababa de admitir que no me había salvado por obligación sino por algo más. Pero… ¿Qué era eso que le había impulsado a salvarme la vida?
-¿Y por qué lo has hecho?- pregunté ladeando la cabeza. Aquella conversación se estaba tornando interesante.
-Porque… no quiero admitirlo- susurró como si temiera que alguien le escuchara.
-¿Qué es lo que no quieres admitir?- pregunté frunciendo el ceño. Todo aquello se estaba volviendo demasiado confuso.
-Que… - dejo la frase en el aíre dejando que las palabras se consumieran en el ambiente.
-¿Qué?- pregunté impaciente. Aquello se estaba volviendo demasiado misterioso.
¿Por qué habría tenido que mentir Zayn? ¿Qué motivos tenía para hacerlo?

-Porque te amo- dijo sin pensárselo dos veces. Le miré sorprendida incapaz de reaccionar ante aquella confesión.